Por: Diego Golombek
Fuente: Cronobiólogo de la Universidad de Quilmes/Conicet
Fuente: Cronobiólogo de la Universidad de Quilmes/Conicet
Cualquiera que lo haya intentado sabe que despertar a un adolescente para ir al colegio es una tarea ingrata y casi imposible. Para la cronobiología, los adolescentes son típicos "búhos", o sea que pertenecen a ese porcentaje de la población que tiene una preferencia por horarios más tardíos. Esto no es sólo un hecho cultural (dominado por fiestas, chats, Internet y demás estímulos) sino fisiológico, ya que las agujas de su reloj biológico cerebral apuntan hacia más tarde. Una de las consecuencias inmediatas de este hecho es que las primeras horas de la escuela secundaria (en el turno matutino) reciben colecciones de bellos durmientes, con el consiguiente descenso en el rendimiento académico. El estudio de la universidad de Swinburne es uno más entre los varios que confirman el hecho de que los adolescentes duermen bastante menos de lo que necesitan (que se estima en unas 9 horas), y que en fines de semana o períodos vacacionales tienden a recuperar el sueño perdido. Otro cantar son nuestros pibes, que los fines de semana, lejos de recuperar, ahondan en la deuda de sueño que supieron conseguir.
Excelente iniciativa.
ResponderEliminarpadre de Eva-4TM